Comenzando por su nombre, esta iglesia ortodoxa rinde homenaje al sitio donde fuera asesinado el zar Alejandro II a manos de extremistas (ver más detalles en Anécdotas de Moleskine) y conmemora el lugar exacto del atentado, junto al canal Gribaedova y junto al jardín Mikhailkovski, hoy parte del Museo Ruso. Tras la muerte del monarca, su hijo Alejandro III erigió aquí una pequeña hermita y organizó un concurso para desarrollar un monumento en honor a su padre. El ganador, Alfred Parland presentó una propuesta historicista inspirada en la arquitectura medieval rusa del siglo XVII, parecida a la catedral de San Basilio en Moscú y muy diferente a los estilos barroco y neoclásico que dominaban el paisaje urbano petersburgués. Su construcción comenzó en 1883 y debido a su gran costo no fue culminada hasta 1907, cuando fue inaugurada por Nicolás II, nieto de la víctima.
Presenta 5 cúpulas: una mayor, localizada exactamente sobre el sitio de la muerte del zar, y cuatro menores en su alrededor, con su característica forma de cebolla. Rompe la simetría una enorme torre ubicada en el extremo oeste, próximo al canal, y hacia el este su ubican tres ábsides semicirculares, frente al jardín Mikhailkovski. El diseño de cada una de estas cúpulas es singular, y se encuentran profusamente decoradas con enchapes de cobre, bronce y esmaltes.Por dentro el espacio es centralizado, no es una iglesia de celebración sino más bien parece un gigantesco mausoleo, con una estrella en su parte central marcando el sitio del atentado.
Hacia un costado, como es tradicional en las iglesias ortodoxas, se encuentra un iconostasio que es una estructura que define un espacio privado donde se encuentra el santuario. Éste fue construido en un mármol rosa y exuberantemente decorado con plata, bronce, piedras preciosas y semipreciosas. La puerta central, llamada puerta santa, es de acceso únicamente para los sacerdotes.
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